17/10/07

El Che y otras batallitas (2)

Los 6 de Jena



Esta foto está tomada en 1930. Una turba de blancos colgó a los dos negros por haber supuestamente violado a una chica blanca (¿os acordáis de Matar a un ruiseñor?). Según los periódicos de la época, habían sido detenidos para protegerles, pero la muchedumbre asaltó la oficina del sheriff. Otras versiones dicen que el sheriff les dejó hacer gustosamente.

Cerca de donde ocurrió todo esto, en Louisiana, hay una pequeña ciudad que se llama Jena. En la high school hay este árbol, punto de reunión de los estudiantes blancos.



Hace un año, varios estudiantes negros se sentaron bajo el árbol. Fue un acto simbólico, ya que la gran lucha por los derechos civiles empezó en los 60 cuando una mujer negra decidió sentarse en un autobús en los asientos para blancos.

Pocos días después, tres cuerdas anudadas para ahorcar fueron colgadas del árbol. Tres estudiantes blancos fueron castigados con tres días de expulsión del instituto.

El ambiente se fue caldeando, con insultos y peleas entre estudiantes blancos y negros hasta que, en diciembre, seis negros pegaron una paliza a un blanco.

La justicia, que hasta entonces no había intervenido, entró a saco. Los seis fueron detenidos, encarcelados y acusados de intento de homicidio. El fiscal pretendía juzgarles como adultos, con penas superiores a los 12 años de cárcel.

Al principio, nadie hizo caso de la noticia. Pero poco a poco fue saltando de blog a blog, llegó a las radios negras y el sur empezó a hervir. Los 6 de Jena se convirtieron en un símbolo y removieron todos los fantasmas merodean por este país.

Para las autoridades no había delito imputable a los blancos y sí a los negros, que tenían un abogado que casi era peor que el fiscal. Para los negros era un ejemplo del doble rasero de la justicia.

La presión social y la explosiva situación llevaron al fiscal a ir rebajando las acusaciones y liberar a alguno de los acusados.




Pero no perdonó a Mychael Bell, al que acusaba de ser el instigador. Además, tenía un par de causas pendientes por delitos menores por drogas.

Bell pasó en la cárcel 10 meses por el caso, hasta que hace tres semanas el fiscal desistió en juzgarle como adulto y fue liberado. Unos días antes, el 21 de septiembre, más de 20.000 personas (casi todos negros) se habían manifestado en Jena para exigir su liberación.

La libertad le duró poco. La semana pasada, un tribunal le condenó a 18 meses de internamiento en un centro de menores por los temas de drogas. Los negros hablan de revancha. Los blancos de justicia.

A diferencia de los años 60, cuando los manifestantes negros que luchaban por los derechos civiles eran apaleados por la policía e insultados por los blancos, en la manifestación de Jena no hubo ningún incidente y transcurrió como una fiesta.


El alcohol



Elisa Kelly, de 42 años, ingresó en junio en la cárcel para cumplir una pena de 27 meses de cárcel en Virginia. La culpa la tiene su hijo Ryan (izquierda), que cuando cumplió 16 años le pidió que le comprara un poco de vino y cerveza para la fiesta de su cumpleaños.

La madre explicó que como sabía que su hijo y sus amigos iban a beber de todas formas, prefirió controlar el tema: dejó un poco de bebida, obligó a todo el mundo a darle las llaves de los coches y ella se quedó cerca.

30 chicos, de 15 a 20 años, fueron a la fiesta. La policía recibió el soplo (se supone que de otro padre) e intervino. Analizó la sangre a todos los presentes y encontró que 9 habían bebido. Ninguno de ellos alcanzó "los niveles de intoxicación". Habían bebido un poco pero ninguno iba borracho.

Suministrar alcohol a los menores de 21 años está prohibido en todos o casi todos los estados del país. Pero en Virginia la ley es aún más dura: si tu hijo menor de 21 años bebe, aunque tú no lo sepas, también eres penalmente responsable, por no controlarle. Te pueden multar con hasta 6.000 dólares.

Este país tiene una relación compleja con el alcohol. Hay condados en el Medio Oeste donde impera la ley seca, está prohibido vender alcohol (no beber). En algunos es un tema polémico, porque los críticos dicen que aumenta los accidentes de tráfico: los vecinos van al condado de al lado a enmoñarse y se la pegan cuando vuelven con el coche.

Cada estado (y en algunos cada condado) tiene sus propias normas e impuestos sobre el alcohol. En Pennsylvania es bastante caro. Pero Delaware, a 20 minutos en coche, es una especie de Andorra. Así que todo Dios va a Delaware a comprar la bebida. La cerveza, el vino y el tabaco te salen a la mitad casi a la mitad.

Monda y yo vamos de vez en cuando a comprar cervecitas, vinos y mi tabaco. La cosa tiene su emoción porque de hecho está prohibido: la policía de Pennsylvania hace controles en la frontera. Si te pillan, la multa por botellín de cerveza es de cinco dólares.

Así que todos se cuentan a qué horas y en qué carreteras hay controles. Un buen consejo es aparcar lejos del parking de la licorería, porque la policía de Delaware hace rondas y le chiva a la de Pennsylvania las matrículas de los que están comprando.

Lo bueno de todo esto es que Delaware se ha especializado en tener las mejores licorerías del país. Es impresionante: imaginaros el mayor de los Carrefour que hayáis visto lleno sólo de vinos, cervezas y demás bebidas de todo el mundo. Para España hay más de 30 metros de lineal de vinos, más oferta y variedad que nunca haya visto en ninguna bodega española. Incluso mis estimados Castell del Remei están allí!!!


1 comentario:

Susana dijo...

Oriolet,
Te he mandado un e mail a oriolg@elpais.es. No sé si desde los USA lo lees, si tienes otra dirección, dime, que tengo que contarte una cosa. Besos.