5/9/07

Voltaren y Marlboro



(Como mola el bodegón que me he currado para justificar el título)

Agradezco todas las preguntas sobre el tema del tabaco. Podría parecer que os preocupa mi salud, aunque lo seguro que queréis saber es si me he metido en algún marrón por fumar donde no debía.

La mala noticia es que no, que no he dejado de fumar. Y la buena que sí, que lo dejaré, algún día. Y que sí, que metí la pata hasta el fondo de la forma más absurda.

Era mi primera noche en la casa, el miércoles pasado, y bajé al porche a hacer amigos. El más majete de mis compañeros de casa estuvo hablando un rato conmigo y me dijo que si quería ir a casa de unos amigos. Allá que me voy.

Entramos. Dos o tres fuman porros. A palo seco, sin cerveza ni nada. Me ofrecen. Digo que no. Tenían una pinta asquerosa: sólo de maría y no con papel de fumar, sino con el primero que pillan. En aquel caso era uno marrón igual que el de embalar.

A los cinco minutos ya me quería ir. Se reían de todo y yo no entendía nada. Pero me daba corte irme tan rápido. Así que intenté pillar algún chiste un ratito más. Y con eso, me enciendo un cigarrillo. Juro que lo pensé un microsegundo antes de prenderlo. "Pero no puede ser", me dije, "si la mitad están con un porro en la mano...".

No había ni soltado el humo que ya tenía la certeza que la había cagado. Nadie dijo nada, pero las miraditas bastaron. Glups. Y mi inglés macarrónico, como no, me vuelve a dejar tirado. "Aaaaah.... I'm soooooorry. Iiiiiis iiit allowed to smooooke heeeere?", acerté a decir.

La respuesta ya os la imagináis. Creo que me puse como un tomate, me quemé apagando el cigarro con un trocito de papel, me despedí y me fui a la cama. "¡¡¡¡Burro eres!!!", me castigué tres o cuatro horas.

Desde entonces, no he vuelto a fumar bajo techo en ningún lugar. Sólo en mi habitación (sí, se puede). Si no puedo ver el sol o las estrellas, no fumo.

Por lo que he visto, en ningún lado dejan fumar. Una noche fuimos a un concierto, y en la sala tampoco dejaban. Y otra que fuimos a tomar una cerveza en un bar de copas del centro (había más malos por metro cuadrado que en mi barrio), tampoco.





Hasta aquí bien. Lo gracioso es cuando empiezan a hacer tonterías como no dejarte fumar en parques y zonas abiertas, como ésta. La única explicación es que como aquí nunca sabes si el suelo que pisas es público o privado, pues igual es que el parque este pertenece a alguien y no le da la gana que se fume.














O cuando te prohiben fumar en la acera, a 20 pies (unos siete u ocho metros) de la puerta de un
edificio o un bar.




















Mi hermano, que está muy viajado, me dijo que lo hacen porque al principio de prohibir fumar en los interiores pasaba como ahora en El País, que se forman unas tertulias en la puerta que no hay dios que trabaje.

Pero hay una cosa que es para descojonarse. ¡Se puede comprar tabaco en las farmacias!




Aquí está la prueba. Mirad el cartel de arriba (CVC/pharmacy) y el tabaco al fondo (la foto está un poco rara porque la he aclarado con el Photoshop, que había quedado muy oscura).

Hay que decir que aquí las farmacias no son como en España. Son una especie de 7eleven, en el que se puede comprar revistas, algo de comer, medicinas sin receta y, en un rincón, hay un señor con bata blanca que es el farmacéutico con sus pastillitas.

Hoy estoy un poco acatarrado y he ido a comprar algo. Al llegar a la caja con mis vitaminas, me he topado con el tabaco (por cierto, no tan caro como pensaba: 4,5 dólares, 3,4 euros) y me he comprado un paquete. Y me han dado una bolsita con mi medicina y mi Marlboro.

¡Sí señor!.