23/10/07

Güell, héroe de guerra




Aquí tenéis la prueba. La sangre de los Güell se derramó en la II Guerra Mundial en la lucha por la libertad y la democracia. Los Guell, queridos primos lejanos, de Boston, compartían sin duda un buen puñado de genes conmigo. Así que, ¡¡soy un héroe!! A mi padre ya le vale, toda la vida con los mismos rollos (hazte la cama, estudia, devuélveme la pasta que me debes...) y se le olvida lo más importante.

Este espectacular hallazgo lo hice paseando por Washington, en el memorial de la II Guerra Mundial. Allí hay unos ordenadores que te permiten localizar a los tropecientos mil americanos que murieron en la II Guerra Mundial y, por esas cosas que uno hace cuando está un poco aburrido, se me ocurrió poner mi apellido. ¡¡Toma!! Allí estaban mis primos. Me dí la vuelta, me dirigí al centro del memorial y me puse tieso como un palo, para que todos vieran la estampa de los héroes Güell.

La capital de este país me causó una muy grata impresión. Mola mucho. Está muy bien urbanizada, es bonita y hay montones de cosas por ver y hacer. Yo, lo admito, vi más bien poquitas, aunque fueron todas las que pude en un día.

Empecé en el Capitolio y me di un susto de muerte con los aviones. Joder, con lo que ha pasado en este país y resulta que para aterrizar sobrevuelan casi el centro de la ciudad. Por un segundo... Bueno, ya sabéis lo que pensé.



De allí recorrí todo el Mall. Primero hasta el Monumento Washington (el cacho columna ese que se ve) y luego hasta el memorial de la II Guerra Mundial, donde me reencontré con mis primos, los héroes.

De allí seguí hasta los memoriales de las guerras de Corea (no hay registro de bajas) y Vietnam. Miré en el muro de granito en el que están todos los fallecidos en Vietnam y no había ningún Güell.




¡Claro!, me dije. Los Güell luchamos contra los nazis, pero nunca lo haríamos contra los vietnamitas, que no habían hecho nada.

De allí, seguí hasta el monumento a Lincoln (las escalinatas esas que han salido en mil películas), me crucé el Potomac y me fui al cementerio de Arlington. El cambio de guardia da risa, pero el lugar es bonito e impacta saber que te rodean las tumbas de 290.000 personas.



Por la tarde volví al hotel para recoger mi coche. Pero antes de irme a Virginia, me pase tres horas recorriendo la ciudad al anochecer. Descubrí varias cosas. La primera es que todo el entorno de Georgetown es una maravilla. La segunda, que hay que visitar el Mall de noche. Te subes las escalinatas de Lincoln y ves hasta el Capitolio, a 2,5 millas, también iluminado.

La tercera, que Bush tenía invitados a cenar. Joder, y casi me matan. Estaba yo con mi Kia de alquiler en la calle 17 un poco despistado (buscando un sitio para aparcar y ver la Casa Blanca) y os juro que de repente aparece un convoy de 10 o 20 coches, a cada cual más grande, con más luces y más follado, y todos contra mí. Me salvé de milagro.


Shenandoah

Este bonito nombre es el de un parque nacional en Virginia. Es largo (120 millas) y estrecho (unas 30; los datos buenos son estos, no los del vídeo) y recorre las cumbres de la cordillera. La carretera es absurda por inútil (el único tráfico es el que visita el parque) y cara de construir y mantener, pero fue de las obras públicas del New Deal que se hicieron para crear empleo tras la crisis del 29. Además, va de perillas en un viaje relámpago como el mío porque te permite recorrerlo en cuatro o cinco horas. Empieza en Front Royal, a unas dos horas de Washington.

Aquí os lo presento en un vídeo.




Es la representación perfecta del otoño.







Está lleno de bambis (tienen la manía de comer la hierba de los arcenes)...




... y se supone que de osos, aunque yo al final no he visto ninguno.




Lamento admitir que en Europa no tenemos estos parques naturales. Como aquí les sobra el terreno, las montañas, los ríos... Este es uno de los más pequeños de Estados Unidos y es una cuarta parte de Cataluña, más o menos. Pero en las Rocosas o en Alaska hay algunos que son la mitad de España o más.


Virginia profunda

Tampoco tenemos estas autopistas ni estos espacios. Recorriendo Virginia, que es de los estados poblados y del este, te pasas 50 o 60 kilómetros sin pasar por un pueblo o ciudad. Sólo bosques y más bosques. En el oeste debe ser la ostia...




Aunque es verdad que tampoco se permiten estas casitas (igual en la foto queda mona, pero es una especie de barraca gigante, hecha de maderas en las paredes, planchas oxidadas para el techo, el lavabo es lo de la izquierda, sucia...).




Y es que las bolsas de pobreza aquí también las ves en las zonas rurales. No quiero decir nada con sólo un día de visita, pero te encuentras a gente justita justita justita en muchas partes.

La nota hortera la dan las elecciones. Como aquí se vota al sheriff, al consejo escolar y a no sé cuantos cargos más, se pasan la vida de elecciones. Los candidatos plantan sus carteles en el jardín de casa, al lado de las carreteras...




Cómo molaría presentarse a sheriff....

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